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Urania, la Musa Celeste
URANIA

PRIMERA PARTE
LA MUSA DEL CIELO

II. LA MUSA DEL CIELO - VIAJE ENTRE SISTEMAS Y MUNDOS - FORMAS DESCONOCIDAS DE HUMANIDAD


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[Data de Fuente & Traducción]

*** Entonces contemplé la Tierra sumergiéndose en el abismo abierto de la inmensidad. Las cúpulas del Observatorio, París iluminado, desaparecieron rápidamente de mi vista, mientras yo parecía estar inmóvil. La sensación que experimenté fue como aquella que siente uno que está ascendiendo en un globo aerostático, y ve la Tierra abajo hundirse fuera de la vista. Por largo tiempo continué el ascenso, transportado en mi mágico vuelo hacia el inaccesible cenit. Urania estaba a mi lado, un poco encima mío, saludándome con una expresión de dulzura en su semblante, cuando ella me señaló los reinos debajo de nosotros. Había amanecido. Yo reconocí Francia, el Rhin, Alemania, Austria, Italia, el Mediterráneo, España, el Océano Atlántico, el Canal Británico e Inglaterra. Pero todas estas divisiones geográficas de la Tierra, ya de tamaño liliputiense, se hacían más pequeñas a cada momento. Pronto el globo terrestre fue reducido a las dimensiones aparentes de la Luna en su último cuarto, luego a la de una diminuta Luna llena.

*** "¡Contempla!" me dijo, "este famoso globo terrestre, en el cual tantas pasiones se enfrentan, y que sostiene dentro de sus estrechos confines los pensamientos de tantos millones de seres, cuya visión no se extiende más allá de éste. Mira, cómo su aparente tamaño disminuye en proporción cuando nuestro horizonte se amplía. Ya no podemos distinguir Europa de Asia. ¡Mira Canadá y Norte América! ¡Cuán insignificante parece todo!" Pasando cerca de la Luna yo había observado las montañosas regiones de nuestro satélite, sus picos destellando con luz, sus profundos valles cubiertos de sombra, y me hubiera gustado detenerme, con el objeto de examinar más de cerca este planeta vecino, pero Urania, desdeñando echarle una sola mirada, me arrastró con ella en rápido vuelo hacia las regiones estrelladas.

*** Continuamos ascendiendo. La Tierra, que se volvía más y más pequeña a nuestra vista, en la medida que nos alejábamos, pronto lucía como una estrella, brillando por la luz reflejada del Sol en el negro vacío de la inmensidad. Nosotros habíamos virado nuestro curso hacia el Sol, que brillaba en las profundidades del espacio sin iluminarlo, y al mismo tiempo que vimos el Sol, vimos las estrellas y planetas que sus rayos no eclipsaban, porque ellos no comunicaban su luz al invisible éter. La diosa celeste me señaló a Mercurio cerca al Sol, Venus brillando al lado opuesto, la Tierra, que se asemejaba a Venus, tanto en apariencia general cuanto en brillo; Marte, cuyos mares interiores y riachuelos reconocí; Júpiter, con sus cuatro enormes lunas; Saturno, Urano.

*** "Todos estos mundos", me dijo, "se sustentan en el espacio por la atracción del Sol, alrededor del cual giran con rapidez. Ellos son un coro armonioso girando alrededor de un centro común. La Tierra no es sino una isla flotante, un Hamlet en este gran país solar, y este imperio solar es él mismo sólo una provincia en las profundidades del infinito espacio estrellado".

*** Todavía ascendimos. El Sol y su sistema rápidamente desaparecieron de la vista; la Tierra era ahora sólo un punto en el espacio; Júpiter mismo, ese colosal mundo, disminuía en tamaño como Marte y Venus, hasta que parecía apenas más grande que la Tierra.

*** Vimos a Saturno, rodeado por sus gigantescos anillos, que sólo bastarían para probar la inmensa e inconcebible variedad que reina en el universo - ¡Saturno, un verdadero sistema por sí mismo, con sus anillos formados de átomos arrojados en una rotación de velocidad vertiginosa, y con sus ocho satélites, acompañándole como un cortejo celestial!

*** Proporcionalmente en cuanto íbamos ascendiendo, nuestro Sol disminuía de tamaño. Pronto disminuyó a la magnitud de una estrella, entonces perdió toda majestad, toda superioridad sobre el mundo sidéreo, pareciendo ni más grande ni más brillante que una estrella. Yo miraba fijamente estos campos estrellados del espacio en los cuales continuamos ascendiendo, y traté de reconocer las constelaciones. Pero ellas habían empezado a cambiar sus formas perceptiblemente, debido a la diferencia de perspectiva, resultante de mi vuelo a través de estas regiones. Pensé que veía a nuestro Sol, ahora reducido al tamaño de una estrella de la más pequeña magnitud, juntarse a la constelación del Centauro, mientras una luz - pálida, azul y no familiar - venía de las regiones hacia las cuales Urania estaba llevándome. Esta brillantez de ninguna manera se parecía a la luz terrestre; era como nada de lo que yo había visto y admirado en el escenario de la Tierra, ya en los cambiantes tonos de crepúsculo después de una tormenta, o en los vapores informes de la mañana, o la reflexión proyectada por los rayos de la luna en las horas calmas y silentes de la noche en el bruñido espejo del mar. Esto es quizás lo que esa extraña luz parecía más cercanamente, pero por grados ésta llegaba a ser más y más azul, no con el azul reflejado del cielo, o por la fuerza de contraste, como cuando la luz eléctrica es traída a la proximidad con gas; sino azul, como si el Sol que era su fuente fuese azul. ¡Cuál fue mi asombro cuando percibí que estábamos, de hecho, aproximándonos a un sol absolutamente azul, que lucía como un disco brillante extraído de nuestros más hermosos cielos terrestres, y destacándose brillantemente contra un marco completamente negro, rociado con estrellas!

*** Este sol zafiro era el centro de un sistema de planetas que recibían su luz de él. Estuvimos prestos a pasar cerca de uno de estos planetas. El sol azul se agrandó perceptiblemente, pero por un nuevo cambio no menos extraño que el anterior, la luz proyectada de éste en el planeta tenía a veces un matiz de verde. ¡Miré el cielo de nuevo, y percibí un segundo sol, esta vez de un hermoso verde esmeralda! No podía creer lo que mis ojos me mostraban.

*** "Estamos atravesando", me dijo Urania, "el sistema solar Gamma de Andrómeda, del cual tú no puedes hasta ahora percibir sino una parte, porque está compuesto en realidad, no sólo de estos dos soles, sino de tres: un sol azul, un sol verde y un sol amarillo-naranja. El sol azul, que es el más pequeño, gira alrededor del verde, y éste, con su compañero, gira alrededor del gran sol naranja, que estás ahora próximo a contemplar".

*** Y de hecho, como ella dijo, vi un tercer sol aparecer en los cielos, resplandeciendo con su color vívido, sus rayos mezclándose con los arrojados por sus dos compañeros, y produciendo, por el contraste, un efecto singular. Yo reconocí, por cierto, este curioso sistema sideral, por cuanto lo había observado más de una vez a través del telescopio; pero no había tenido idea de su real esplendor. ¡Qué intensidad de luz! ¡Qué deslumbrante brillo! ¡Qué viveza de color había en esta maravillosa fuente de luz azulada, en el resplandor verde del segundo sol, y en el brillo de oro atezado del tercero!

*** Pero estábamos ahora cerca, como he dicho, a uno de los mundos que pertenece al sistema del sol zafiro. Todo en éste era azul -el paisaje, el agua, las plantas, las rocas ligeramente teñidas de verde en ese lado donde los rayos del segundo sol cayeron, y apenas tocado por los rayos del sol naranja ahora ascendiendo sobre el horizonte lejano. Cuando entramos a la atmósfera de este mundo, acordes de cautivadora dulzura, llenaron el aire como un perfume, como música oída en un sueño. Yo nunca antes había oído algo que se le parezca.

*** Esto pareció venir de una distante orquesta de arpas y violines, cuyos tonos eran sostenidos y prolongados por las profundas notas del órgano. Fue una exquisita melodía que encantaba el oído de inmediato, que no necesitaba ser analizada para ser entendida, y mantenía el alma cautiva. Sentí como si la podría haber escuchado para siempre. No me atreví dirigir una palabra a mi guía, por cuanto temí perder una sola nota. Urania percibió esto. Ella estiró su brazo hacia un lago que iba a ser visto sobre el planeta, y me señaló con su dedo, un grupo de criaturas aladas revoloteando sobre sus aguas azules.

*** Ellas no tenían la forma humana de nuestra Tierra. Ellas eran seres evidentemente organizados para vivir en el aire. Parecían hechos de luz. Vistas de lejos, yo las había tomado al principio por libélulas; ellas tenían la misma forma esbelta y agraciada que éstas, las mismas alas grandes, la misma vivacidad y luminosidad. Pero observándolas más de cerca, tomé nota de su tamaño, que no era inferior al nuestro, y vi de la expresión de sus ojos que no eran animales. Parecían libélulas en sus cabezas tanto como sus otros miembros, y como esos seres aéreos, no tenían piernas. La música encantadora que había escuchado era sólo el sonido producido por sus alas en vuelo. Había un número muy grande de ellas - varios millares, quizás.

*** En las cumbres de las montañas iban a verse plantas, que no eran ni árboles ni flores, cuyos frágiles tallos se elevaban a una altura enorme, desplegándose en lo alto en ramas que se asemejaban a brazos extendidos, que soportaban grandes cálices en forma de tulipanes. Estas plantas estaban dotadas de vida -al menos tanto como, sino más que, nuestras plantas sensibles. Como el Desmodio, con sus hojas móviles, ellas revelaban sus impresiones interiores por sus movimientos. Estos bosquecillos eran verdaderas ciudades de plantas. Los habitantes de este mundo no tenían otras moradas que estos matorrales, y era entre estas plantas fragantes y sensibles que ellos reposaban cuando no flotaban en el aire.

*** "Este mundo te parece fantástico", dijo Urania, "y te preguntas ¿cuáles pueden ser los pensamientos de estos seres, cuáles pueden ser sus modales, cuál es su historia, qué especies de arte, de literatura, de ciencia, pueden poseer? Tomaría mucho tiempo responder todas estas preguntas que podrías formular. Basta que sepas que sus ojos son de más largo alcance que vuestros más perfectos telescopios; que sus sistemas nerviosos vibran al paso de un cometa, y que de las impresiones transmitidas a ellos a través de corrientes eléctricas ellos descubren hechos que ustedes sobre la Tierra nunca conocerán. Los órganos que ves bajo sus alas toman el lugar de manos más hábiles que las vuestras. En vez de imprimir, los eventos son registrados por impresiones fotográficas directas, y sus palabras son fijadas fonéticamente. Por lo demás, ellos se ocupan sólo en investigaciones científicas - es decir, en el estudio de la naturaleza. Las tres pasiones que llenan la parte más grande de vida sobre la Tierra, el ávido deseo por riqueza, la ambición política y el amor les son desconocidas, porque ellos nada necesitan para sostener la vida, no tienen divisiones políticas, ni ningún otro gobierno que un consejo de administración, y porque ellos son andróginos".

*** "¡Andróginos!" repliqué. Entonces me aventuré a añadir, "¿es eso mejor?"

*** "Es diferente", contestó. "Esto ahorra a la raza muchos problemas serios".

*** "Es necesario separarse uno mismo enteramente", continuó, "de las sensaciones y los pensamientos de la Tierra, para ser capaces de comprender la infinita diversidad manifestada por las diferentes formas de creación. Así como en tu planeta las especies han cambiado de edad en edad -desde los extraños seres de los periodos geológicos más tempranos hasta el tiempo de la aparición del hombre- de modo que ahora, incluso las especies animales y vegetales de la Tierra están compuestas de las formas más diversas -desde el hombre al coral, desde el ave al pez, desde el elefante a la mariposa-; así, pero sobre una extensión incomparablemente más vasta, las fuerzas de la naturaleza han dado nacimiento en las innumerables estancias del cielo, a una infinita diversidad de seres y sustancias. Las formas de los seres de cada mundo son el resultado de los elementos peculiares a éste, tales como la sustancia de la cual está compuesto, su calor, luz, electricidad, densidad y gravedad. Las formas, los órganos, el número de los sentidos -de los cuales Vosotros tenéis sino cinco, y ésos no muy perfectos - dependen de las condiciones de vida peculiares a cada esfera. La vida es terrestre en la Tierra, marciana en Marte, saturnina en Saturno, neptuniana en Neptuno - es decir, adaptada a su entorno, o mejor, para ser más correcto, producida y desarrollada por cada mundo, de acuerdo con su estado orgánico y su consonancia con una ley primordial que toda la naturaleza debe obedecer: la ley del Progreso".

*** Mientras ella estaba hablando, mi mirada había seguido el vuelo de los seres aéreos hacia la ciudad de las flores, y yo había visto con asombro a las plantas moverse, elevarse o descender para recibir a sus invitados; el sol verde se había hundido bajo el horizonte y el sol naranja ascendido a mayor altura en los cielos; el paisaje estaba iluminado por un esplendor, sobre el cual flotaba una luna de enorme tamaño, mitad naranja y mitad verde. Entonces la melodía que llenaba la atmósfera cesó, y en medio del profundo silencio que siguió, escuché un canto entonado por una voz tan clara y dulce, que ninguna voz humana podría soportar comparación con ella.

*** "¡Qué maravilloso sistema debe ser éste", exclamé, "del cual forma parte un mundo como éste, iluminado por esplendores tan maravillosos! Estas, luego, son las estrellas doble, triple y múltiples vistas cerca".

*** "¡Estas estrellas son soles resplandecientes!" respondió la diosa. "Unidas en los elegantes lazos de una atracción mutua, tú en la Tierra las contemplas encunadas de dos en dos, en el seno de los cielos, siempre hermosas, siempre brillantes, siempre claras. Suspendidas en la infinidad del espacio, ellas se sostienen mutuamente sin tocarse la una a la otra, como si su unión, moral antes que material, fuera gobernada por un poder invisible y superior, y siguiendo curvas armoniosas, ellos gravitan en ritmo, una alrededor de la otra; pares celestes llegan a existir en la primavera de la Creación, en los campos estrellados del espacio.

*** "¿Unos pocos trillones?"

*** "Sí. Si pudiéramos oír a esta distancia los ruidos de tu planeta, sus volcanes, sus cañoneos, sus truenos, las vociferaciones de la muchedumbre en tiempos de revolución, o las pías canciones de las Iglesias cuando se elevan al Cielo, tan distante de esto estamos que, concediendo que estos ruidos podrían atravesar el espacio con la rapidez de la luz, les tomaría no menos de quince millones de años llegar aquí. Podríamos escuchar ahora sólo lo que pasó en la Tierra hace quince millones de años.

*** "Aún, comparado con la inmensidad del Universo, todavía estamos muy cerca a tu país. Tú puedes todavía reconocer tu Sol, una pequeña estrella allí abajo. Todavía no hemos salido del Universo al cual, con su sistema de planetas, éste pertenece.

*** "Este Universo está compuesto de miríadas de soles separados el uno del otro por trillones de leguas.

*** "Su extensión es tan grande que un relámpago con una velocidad de trescientos mil kilómetros por segundo, tomaría quince millones de años para atravesarlo.

*** "Y en todos lados, dondequiera que dirijamos nuestra mirada, hay soles; por todas partes fuentes de calor y de vida; soles de inagotable variedad; soles de todos los grados de resplandor, de todos los grados de magnitud, de toda edad, sostenidos en el luminoso éter del vacío eterno, por la mutua atracción de todos, y por el movimiento de cada uno; cada estrella individual, un enorme sol, gira alrededor de sí misma como un globo de fuego. Cada una tiene su objetivo. Tu sol se mueve y los carga consigo hacia la constelación de Hércules; el sol cuyo sistema acabamos de atravesar se mueve al sur de las Pléyades. Sirius se apresura hacia Columba, Pollux hacia la Vía Láctea. ¡Todos estos millones, todas estas miríadas de mundos se lanzan a través del espacio con una velocidad dos, tres, y cuatrocientos mil metros por segundo! La acción es, lo que sostiene al Universo en equilibrio, lo que le da su organización, su energía y su vida".

 

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Camille Flammarion

Camille Flammarion
(1842 - 1925)

Camille Flammarion (1842-1925), astrónomo francés conocido por su talento para popularizar la astronomía. En 1862 fue expulsado del Observatorio de París por Urbain Le Verrier después de que publicara su obra La pluralidad de los mundos habitados. Esto no impidió a Flammarion continuar sus observaciones. En 1879 publicó su manual de astronomía popular, que tuvo un inmenso éxito. Entretanto trabajó como calculador en la Oficina de Longitudes; sus capacidades en materia de astronomía fueron muy reconocidas. En 1883 hizo construir un observatorio en el municipio de Juvisy-sur-Orge, donde se instaló y continuó sus investigaciones hasta su muerte. Realizó numerosas observaciones de los planetas del Sistema Solar y en 1887 fundó la Sociedad Astronómica de Francia.

Fuente de la presente cita onomástica: "Camille Flammarion." Microsoft ® Encarta ® 2007. [CD] Microsoft Corporation, 2006.


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