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Urania Scenia

YOGA & ORATORIA
MINISTERIO DE LA PALABRA

El Yogui es un alma de reposada palabra pero de intensos vientos.
No hace hablar a la lengua ni a la pluma, sino al Silencio.

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TAT TWAM ASI.-

El Logos se manifiesta por doquier:
Propósitos y situaciones,
Vivientes,
Conocimientos y monumentos,
Símbolos,
son algunas de sus encarnaciones.
Todos ellos esconden una vibración esencial,
Cada uno cultiva un silencio particular
Y en su relación con Nos.
revelan Sabiduría al que Oído tiene
y Ver quiere
.

Almas hay, ha habido y habrán
muy sensibles a los resonadores cósmicos
ya en su dimensión astral,
ya en su reflexión social.
Ellas en transhistórica sucesión,
en queda enseñanza
cuando no dialógica, dialéctica o discursiva comunión
traducen un imperativo,
conducen un operativo
en el ciclo vital
del árbol de la probabilidad.

Y allí permanentemente respirando estás
jugando con las formas: tus técnicas
rescatando y adaptando contenidos: tus doctrinas
reflejando la esencia eterna: tu Logos
y autorizando su transmisión.
Que en el ejercicio de la reflexión, la meditación y el servicio
con señera actitud y estricta regularidad
tus hijos tengamos acceso a Su voluntad
y seamos facilítados en preclaridad
por cuanto nos corresponde tenerte operante, viva
en el presente y para la posteridad.

Estrategia de la Gran Tradición es
asegurar su perennidad
codificando su historicidad
en los grandes ciclos cósmicos.
Para esta Era,
la palabra clave es SABER
y su opuesto complementario, OSAR;
tal es la agencialidad del presente YOGA:
Epistemológica-misional,
Científico-sintética.

*******

*** Una forma de comprender el Yoga es como Ministerio de la Palabra.
Esto nos introduce en el templo de la Oratoria.
La Oratoria Humana ha sido concebida como el arte del Verbo, en su forma, musicalidad y lógica. Su propósito patente: influir en las decisiones.
La Oratoria Sagrada ha sido emponderada como el arte del Silencio, en su intensidad y respiración. Su propósito trascendental: asegurar la pertinencia, autenticidad y legitimidad de los intentos conforme a las almas, acorde a los tiempos; y propiciar su realización.
El distingo no es mera cuestión de objeto.
Es materia de actitud, conectividad y ritmo.
Yóguicamente hablando no es Orador el varón o la mujer de bellas palabras y extensos discursos;
tampoco, en lo esencial, el o la líder de grandes audiencias;
sino el Viviente de intenso Silencio,
- capaz de aprehender el Logos,
de encarnarlo y transmitirlo como Darshan, Magisterio o Profecía;
- de discernir la Verdadera Necesidad, Voluntad y Potencial del Viviente individual y colectivo;
- de encauzarlo en la empresa de autodescubrimiento
(de sí mismo, de su vía y su destino)
en la interconectividad universal y la participación divina;
facilitándole así su proceso hacia las estrellas.
La Oratoria es el Sacerdocio del Yoga, su Sendero Mayor.
Y como don (VAK SIDDHI), puede decirse, es un beso del Absoluto.

*******

¿Cómo se llega a la Oratoria?
[Lo que sigue es un sueño que he sembrado en mi jardín, en cierto universo paralelo no muy lejos de ti...]

*** En uno de esos periodos de la vida cuando a uno le dan ganas de hacer las cosas en serio, y ya con la mente atiborrada de lecturas, ofertas y prejuicios, quise convencerme del camino que emprendía. La respuesta llegó en forma de uno de mis alumnos de la secundaria a quien curiosamente - y no con mucho éxito - enseñaba algo de gimnasia yoga como alternativa a su apatía escolar. Luego de tres semanas de práctica se me acercó y me dijo:
- Gracias por todo, pero creo que no me merezco todas tus atenciones.
Quise consolarlo diciéndole que no se exija mucho, que finalmente tenía toda una vida por delante para perfeccionarse en los asanas y que de seguro trataría con profesores más experimentados que yo. No lo sentí muy feliz, así que charlamos de otras cosas. Casi al término de la hora, me tomó de las manos y me dijo:
- Creo, profesor, que mi problema tiene nombre y ése eres tú.
- ¿Por qué? - inquirí sorprendido:
- Porque no confías en ti mismo, ni en mí; porque tienes dudas de lo que enseñas y no has resuelto ni el porqué ni el para qué lo haces.
- Creo que quedamos en que el Yoga te podía ayudar a...
- Sí, pero tú no puedes enseñar y menos ayudar a un alma a quien no conoces.
- En eso te doy la razón.
- Además, te noto desenfocado.
- ¿Qué te mueve a pensar eso?
- Pues, le pones mucho empeño a la técnica y a la santurronería, pero pierdes espíritu y objetivo. ¿A que no te diste cuenta que el primer yoga que me tienes que enseñar es el que hay entre tú y yo?
- El primer Yoga que debes aprender es el de tu relación con el Dios en ti - me apresuré a corregir.
- ¡Ya viste!, confundes la dialéctica con la didáctica; el principio y la condición. Los órdenes y los pesos son distintos en uno y otro nivel.
[Durante esta desacostumbrada conversación un monólogo interior me martillaba incesantemente: ¿quién es éste y qué me estará queriendo decir?]. Salí de mi ensimismado bullicio y lo sondé:
- ¿Por qué crees que nuestra relación es tan importante?
- Es a través de una relación yóguica entre tú y yo que podré asimilar el Yoga que existe entre la Tradición y tu Alma, entre la Tradición y la Era para la Humanidad y, por supuesto, la que me catapultará hacia el Absoluto como tú me sugieres. Y es a través de la misma relación cómo yo me beneficiaré de la ayuda que - si te hago caso - este Yoga me habrá de proporcionar.
- Ah! Ya entiendo. Entonces, si lo tienes todo tan claro, ¿cómo crees que deba proceder para construir tales relaciones yóguicas? [¡...ahora, te desafío!].

- Aprende a Respirar el Alma de las Cosas, de las Personas, de la Vida y los Hechos que fluyen aquí, allá y por todas partes. Hazlo mientras enseñes lo que fuera, y con mayor razón si esto es Yoga.
- ¿Me podrías enseñar? - atiné a pronunciar...

- En un inicio, observa, escucha y siente tus sentimientos en contacto conmigo, con otros, con quienquiera, y descubre lo mejor de cada uno en la relación. Haz otro tanto con los hechos que concitan la atención o el descuido de los medios, de las naciones y del planeta, sean éstos ecológicos, socioculturales o espirituales.
Luego, atiende cuán en contacto estás con aquello y aquellos que reflejan las grandezas del Alma. Aplica a este fin tus aparatos intelectual y ético; y permíteles expresarse a tu intuición y vocación. Decide cuán dispuesto estás a peregrinar en la búsqueda de estas lumbreras, bien en su auxilio o para su introyección.
- ¿Y si no puedo desplazarme? - interrumpí.
- No se trata de distancia física sino conciencial. El quid del asunto es si puedes reconocerlos o no, si logras divisar y remontar sus alturas o no. En esta tarea los límites te los fijas tú mismo.
Una vez hayas logrado el contacto físico, actitudinal y mental con las formas-pensamiento de tu elección - prosiguió - entra en el silencio, despréndete de todo esquema, siembra tus preguntas en el entrecejo y prepárate a recibir las respuestas en el corazón.

Seguí preguntando...
- ¿Podrías darme una técnica? [a estas alturas ya no tenía claro quien era quién]
[Silencio].
- ¿Qué meditación empleo?
- La que gustes, pero mantén firme el propósito.
- Pero, ¿no hay técnicas especiales que me faciliten el acceso al Logos?
- Las hay, pero hasta la mínima técnica placebo se torna poderosa cuando va acompañada de la correcta actitud y la más potente de entre ellas puede que te conduzca de la ilusión al desequilibrio si no la efectúas con el correspondiente Tapas.
- ¿Qué sugieres que haga, entonces?
- Tan sólo mírame a los ojos.
Hice tal como me dijera e inmediatamente sentíme transportado en otro plano de conciencia a un jardín de exquisitas formas psicodélicas; y llegado a lo que parecía ser su árbol central - en realidad un observatorio - vime a
uscultando el ascenso de la conciencia del hombre en cuanto ser racional, cognitivo, ético y espiritual a través de los eones y las eras y los periodos. Solícitas formas vivientes brotaban de cada rama en mi ayuda, cada cual iniciándome en los sistemas para escudriñar las complejidades de los Registros terrestres y celestes. Pasaron por mi mente raudas ráfagas de luz que pronto dieron paso a estructuras cristalinas de lo más caprichosas que articulaban escenas de homúnculos de tierra, agua, fuego, aire y éter que no comprendía, pero en quienes reconocí primero a mis allegados y conocidos y luego a otras almas. ¡Todo era tan extraño! En medio de esa jungla comprendí por qué somos como somos y qué hay detrás de nuestros coqueteos con las religiones y los cultos, las ciencias y las artes, las guerras y la filantropía. De pronto, todo pareció trasvolar hacia mí; escuché un estallido y aparecióseme iluminada la inocente faz de mi interlocutor.
- Ahora, ¿ya sabes quien soy?
- Me quedé reverentemente mudo.
- Pues así como ahora sabes algo de mí, aprende a ver lo que hay detrás y delante de cada persona, de cada fenómeno; su significado, oportunidad y valía en el proceso universal. Si lo logras, serás un Orador.
- Maestro - me esforcé en decir - lo que estoy viviendo en estos momentos con Ud. sobrepasa la fuerza de mi razón. Me ha abandonado la claridad.
- No te desveles por lo visto y oído; mucho de aquello no deja de ser una fabricación de tu mente coplada a la mía ante escenarios insólitos que ahora tú intentas pasar por real.
- ¿Y no lo es?!!! -exclamé- [eso ya era demasiado].
- Te das cuenta de cuánta ingenuidad bulle en tu cerebro. Lo único que he hecho es proyectar un cierto guión en tu conciencia al cual tú adaptaste una scenia tras otra. Esto puede hacerse - e incluso es habitual en tu propio marco de tiempo - con asistencia tecnológica. Emilio - mi nombre en sus labios gozaba de extraña resonancia-, muchas reencarnaciones asumidas no son más que fantasías consumadas y muchos fenómenos paranormales, científicamente interesantes, carecen empero de la trascendencia que ciertos cultos y saberes les quieren imprimir. Por eso es necesario Oradores, que vean y operen más allá de las apariencias y en vastos rangos de tiempo y no-tiempo.
- Maestro, quiero ser Orador. Márcame la pauta que yo la seguiré.
- Emilio, es la Maestría en el Logos quien elige a sus discípulos y no al revés.
¡Eso ya lo escuché en otra parte! - pensé.
- Maestro, quiero ser Orador. Asísteme en descubrir y realizar la pauta. No te defraudaré - insistí.
Sus ojos traslucieron un brillo muy especial...

[...]Entrega - Recepción - Ofrenda [...]

Coordinadas nuestras respiraciones, se animó a proseguir en otro tono de voz. Dijo:
- Oradores hay en grados, estilos y encargos varios. Por lo pronto, estudia yóguicamente y con auspicio de las ciencias las leyes de la realidad y la ilusión reflejadas y refractadas en cada ser y cada plano. En el proceso, vigila tus emociones y pensamientos, contrólalos, suspéndelos. Cuida cuándo ser observador y cuando participante; en ambos casos, con desapego y respeto. Un terrón de psicología y otro de pratyahara no te vendrían mal.
- Sé constante y rítmico en tu práctica. No olvides que la empresa no es mera aventura; que tiene sus sinsabores, riesgos y obligaciones.
- Finalmente, quered serlo [un Orador del Yoga]. Esto es fundamental: no lo desees simplemente sino estad resuelto a ello, con las responsabilidades y costes que tu decisión te importe.
- Quiero saber, Maestro,
cuál es el primer desafío que la Tradición impone a un Orador.
- Lo sabrás llegada su hora. El segundo, cuidar que su obra no conozca la entropía.
- Entiendo.
- Y finalmente, esto muy importante, no es preciso acudir a un templo o buscar en un linaje determinado para encontrar Oradores. En cualquier lugar donde el Yoga y otras Tradiciones Sagradas se profesen en serio, apuntando al Absoluto como objetivo real, allí
estarán cuanto menos un Orador y un discípulo de Oratoria.
Amigo: El Yoga es UNO, interdenominacional, y está abierto a las almas de buena voluntad que se dispongan a ensayar la férrea voluntad - concluyó.

Así comprendí que desde el Sendero Mayor no hay respuestas estándar a mis interrogantes;
que tampoco es cuestión de propuestas simples a mi gusto y medida
, porque se trata de la construcción de una relación íntima con el Logos,
donde el Maestro es unas veces asistente; otras, inductor y siempre PRESENCIA FACILITADORA. Pero el trabajo decisivo - la disciplina - va por cuenta del aspirante.

[Sintiendo en el alma que esa sería mi última sesión con él (¡y qué decir de mis clases en el colegio!), le agradecí por sus enseñanzas y nos despedimos. Iba a solicitarle que me acepte por discípulo pero él se me adelantó:
- Mañana vendré a que me ayudes con el Uddiyana Bandha, que todavía me cuesta dominar.
¡Y hasta hoy me permite asesorarle con algunos ejercicios!..]

¿Podemos ser todos Oradores?
- Estoy tentado por un optimista "Sí" de largo aliento, donde cada quien que se decida por este sublime camino
sea que se esfuerce con sus propios recursos,
o ya haya recibido la Sagrada Invitación,
logrará la investidura al debido tiempo.
- Estoy tentado por un pesimista "No"...
Tal vez la mejor respuesta sea otra pregunta: ¿querremos serlo?
- Estoy tentado por un prudente "Quizás"...
¡Qué te importa lo que digan los "expertos"!,

¡Emprende tu camino, que el Universo te corresponderá!

Quien siga el Sendero de la Oratoria
inyecte Silencio a sus palabras,
sus pensamientos y acciones;
Y crezca en sabiduría e intensidad...

AUM

URANIA SCENIA & ITIPCAP
Agosto de 2007.

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