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Inka y Guerreros

LOS GUERREROS DE PIEDRA,
de Esther de Habich

El Encargo Misional

[Guerreros de Piedra] [Personajes] [Genealogía] [Temática] [Fragmentos] [Capitalización Espiritual] [ Notas] [Sobre la Autora] ©


(Tomo II, pp. 221 - 224)

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*** La tibieza del aire que reemplazaba el frío reinante en la mañana le produjo un singular y agradable sopor y con los ojos cerrados, se fue adormeciendo. Estaba, sin embargo, seguro de no dormir cuando la fuerte luz hirió sus párpados y lo despabiló por completo antes de que los llegara a abrir.

*** De pie ante él y a unos cuantos pasos, una alta figura lo observaba. Al principio no pudo Yupanki distinguir con nitidez las facciones del recién llegado, pues la excesiva claridad que lo rodeaba lo obligaba a parpadear. Poco a poco fue acostumbrándose a esa luz intensa y se fijó en el extraño.

*** Debía ser extranjero pues llevaba una rara vestimenta blanca que lo cubría hasta los pies. En el semblante, un tanto oculto por espesa barba rubia, creyó hallar Yupanki un parecido con otras caras que le eran familiares. Junto a él, un animal grande y desconocido era sostenido por la brida que el hombre sostenía en la mano.

*** - ¿Deseas algo, señor? —inquirió levantándose.

*** - Vengo a hablar contigo, príncipe Yupanki.

*** Al oírse llamar de esa manera, comprendió que tenía que hallarse ante uno de los maestros que vivían en la Ciudad Sagrada.

*** - Si sabes quién soy, te enviará mi madre; pero, no me explico cómo no te han aconsejado que no uses ni ese título ni el nombre que me has dado.

*** El extranjero no le dio importancia al aviso.

*** - No vengo de donde crees ni cumplo encargo de la Koya; estoy aquí para darte la oportunidad que ansías y que hace tiempo esperas.

*** "Tu preparación inicial ha terminado y podrás poner en práctica lo que aprendiste con el maestro Tukani. Debo sí advertirte que la misión que podrás llevar a cabo demandará de ti más sacrificios; se te tildará de loco y quedarás definitivamente proscrito. Los comienzos serán duros y sufrirás más de lo que has padecido. Puedes no aceptar, nada te obliga; pero, debes saber también que te será posible salvar miles de vidas e impedir que desaparezca la cultura".

*** Yupanki consideraba la propuesta. Muchas veces en sus momentos de depresión, pensó en la muerte como liberadora de tormentos. Entonces, puesto ante la posibilidad de perder la vida, surgía el instinto que lo impelía a conservarla y se hallaba inmerso en una de las tantas dualidades paradójicas.

*** Su vacilación, no obstante, duró cortos segundos.

*** - ¿Qué hay que hacer? —inquirió ansioso por actuar.

*** Sonrió el extraño personaje demostrando su aprobación por el interés del príncipe.

*** - Primero has de ir a advertir al Inka, tu padre, de la rebelión que se gesta. Sé que tienes prohibido presentarte a él bajo pena de muerte, mas, es preciso hacerlo; no sería lo mismo avisar a otro, Maita Inka, por ejemplo. Debe saber el Rey lo que se trama, esperando que se despierte su interés y actúe en consecuencia.

*** "Le dirás que los chankas se preparan a invadir el Imperio, del que falsamente forman parte, y esperan la ocasión propicia para hacerlo. Te consta, porque lo has visto, cómo Hankowallu entrena a su gente —asombró a Yupanki que lo supiera— y en los últimos años ha acumulado rencores que dejará en libertad cuando considere llegado el momento de vengarse. Se ha hecho muy fuerte y tiene engañados al Rey y al gobernador de la Provincia.

*** "Ha jurado —continuó— acabar con la estirpe Inka y con lo que ello representa. Si vence, arrasará con todo y se apoderará el Imperio, pues cuenta con la proverbial mansedumbre de Manko y sus supersticiosos temores.

*** "Dejó tu padre de mandar hacer nuevas conquistas y licenció gran parte del ejército, conservando guarniciones armadas. Eso, más el factor sorpresa, es lo que asegura el triunfo".

*** Yupanki se resistía a dar crédito a esas noticias.

*** - ¿Cómo lo sabes, señor? Comprendo que debes ser muy poderoso y te creo porque siento que es verdad lo que dices, pero a mí no me darán fe si lo cuento.

*** - ¿Es así? —inquirió con ironía en su tono—; querrías no creerme porque te duele la traición de tu amigo de antes. Es lastimoso y sensible, mas, es cierto.

*** "Te preguntarás el motivo por el cual no doy yo el aviso directamente a tu padre. Podría hacerlo, pero, en esa forma no intervendrías y de esta otra manera, tendrás la oportunidad que anhelabas y que conviene que aproveches para tu bien y el del Imperio.

*** "Por si te sirve de ayuda, te doy un consejo, pues estoy convencido que aceptarás la misión: teniendo en cuenta que entre la gente del Reino se hace mucho caso de los sueños, sobre todo cuando los tiene alguien de gran jerarquía, como el Inka, el heredero o el Willac Umu, di que has soñado conmigo y relata esta conversación que estamos teniendo en la parte que interesa sobre la rebelión; así te darán más crédito".

*** Asintió Yupanki accediendo.

*** - ¿Y a quién debo decir que he visto? —preguntó—; no sé tu nombre, en ningún momento lo has dicho, aunque creo que tu rostro no me es desconocido.

*** El visitante rió.

*** - "Como que es muy semejante al tuyo, pues ambos descendemos de Wirak el Antiguo: soy Wirakocha, hermano de tu antepasado directo, el primer Manko, y, por lo tanto, de la familia Inka".

*** - ¡Imposible! —exclamó Yupanki—, todos los de esa época ya han muerto... a no ser que seas un fantasma y así no han de creer mis palabras.

*** - "Me estás viendo y oyendo, ¿no, sobrino? Soy el que digo —insistió— y no importa que haga muchos años que dejé el Plano en el que todavía estás, porque sigo, en otra forma, viviendo... Deberías saber que así es y, por lo tanto, creerme".

*** - Te creo, señor —le aseguró—, y haré lo que has ordenado.

*** Wirakocha Inka movió la cabeza.

*** - "No" —se opuso—, "nada ordeno, sólo sugiero como hacemos siempre y como has aceptado, puedes contar con la protección que por mi intermedio te llegará de lo Alto. Al final triunfarás, Yupanki; mas, no esperes que las cosas se te allanen sin poner todo de tu parte. Debo ya irme".

*** El príncipe lo detuvo con un gesto.

*** - ¿Puedes decirme por qué se me ha elegido?

*** - "Porque las circunstancias se conjugan y te señalan; estás preparado y eres apto, ninguno de los otros tendría el éxito que puedes alcanzar si te propones triunfar. El camino es duro, no te desalientes; confía en las Poderosas Ayudas con que cuentas. No dejes de acometer nunca una empresa, por difícil que sea, si conviene a la grandeza del Imperio, por ser para bien de los que habitan en él".

*** "Seré siempre uno de tus Guías y buscaré para ti el socorro que precises. Queda en Paz".

*** Montó de un salto en el animal que continuaba a su lado y comenzó a alejarse. Yupanki lo seguía observando cuando ante su asombro se desvaneció de improviso la figura del visitante y se encontró de nuevo solo, oteando la distancia.

*** ¿Habría estado soñando? No debía ser pues se sentía muy despierto y se hallaba de pie a varios pasos del lugar en que estuvo sentado. Todo era, además, muy claro y se le habían revelado asuntos que desconocía antes. No era pues repetición de lo ya sabido ni sucesos depositados en su subconsciente que afloraban en el letargo del sueño.

*** Se le había encomendado una misión y se comprometió a cumplirla. Debía llevarla a cabo o al menos, intentarlo, y si le esperaba el fracaso, no estaría peor que hasta entonces.

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De: Urania Scenia & Itipcap,
Revisado por: Eduardo Mendoza M.
Febrero-Marzo de 2010.

Advertencia: Esta es una revisión no oficial, por lo que puede tener errores de interpretación y exposición◘

Notas:

1.- Para esta entrega hemos empleado la obra:

De Habich, Esther (ed. 1995): Los Guerreros de Piedra. Tomos I y II. Editora Gráfica Acuario S.A. Lima-Perú.

2.- El título asignado a este fragmento es nuestro. (N. del E.)

Advertencia: La información ofrecida en la novela —ambientada en las coordenadas cronotópicas del 6º, 7º y 8º gobernantes del incario— se aproxima pero no se ajusta necesariamente a la realidad histórica (tampoco es tal su pretensión), como pertinentemente reconoce la instancia autorial. Se recomienda la lectura paralela de autorizados cronistas, historiadores y analistas para asimilar mejor el sentido y la racionalidad de los sistemas social, político, religioso y cultural que aquí se transmite. Nosotros hemos encontrado muy útil a estos efectos el siguiente libro:

Zuidema, R. Tom (1990): Inca Civilization in Cuzco. University of Texas Press. Austin. U.S.A.

Esther de Habich

Ingeniero de profesión, ha acopiado valiosas experiencias en su trato con muy diversas personas y múltiples actividades desarrolladas como industrial, proyectista, profesora universitaria y conferencista. Desde hace años se dedica a ahondar en la filosofía hermética y a la enseñanza. Ha escrito obras técnicas, relatos, cuentos y novelas, siendo "Los Guerreros de Piedra" la primera de éstas que se publica. (Datos de la Contratapa).


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