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RESEÑA DE LIBROS
En: www.scenia.org
17A28/CCKrítica/AppleyardCCvsH/EMM.SceniaReview.

CIENCIA VS. HUMANISMO
UN DESACUERDO IMPREVISIBLE

de Bryan Appleyard

Podemos aproximarnos a esta entrega de Bryan Appleyard, simultáneamente, como una historia "no autorizada" y como una biografía "crítica" de la ciencia, institución a la que que el autor se atreve a desnudar y sobreexponer a la vista del gran público, hasta sus zonas más oscuras e íntimas, como ejercicio responsable del derecho ciudadano a:

  • Concientizar a sus actores y consumidores sobre el justo rol que la ciencia viene ejerciendo desde su nacimiento hasta nuestros días.
  • Purificar a la ciencia de la falacia cientificista, potencialmente dañina y perversa, la que no dejan de alimentar - consciente o inconscientemente - los más insignes e influyentes divulgadores mediáticos y tecnócratas.
  • Reparar, por lo menos moralmente, el daño injustificado que han recibido de la ciencia, cualesquiera de las tradiciones e instituciones que han convivido o concurrido con ella, la naturaleza, las sociedades y la humanidad en su conjunto; y, finalmente,
  • Prevenir cualquier efecto iatrogénico que la visión o la práctica de la ciencia pueda acarrear a la humanidad.

Que se trata de una historia "no autorizada" se explica, a un tiempo, por la posición particular del autor frente al objeto ciencia, y por el ensayo mismo que resulta de su aproximación. Ilustramos el primer factor con un breve perfil del autor: primero, Bryan Appleyard no es un científico de profesión, pero sí un periodista bien informado en materia científica y sociocultural; segundo, no es un agente cientocentrista y autocomplaciente, sino una personalidad consciente del gran espectro del sistema sociedad - cultura (del cual la ciencia - sin que esto le mengüe la mínima importancia - no es sino una franja más entre otras, por mayor que sea su influencia en los asuntos humanos y ambientales, por decir lo menos); y tercero, el autor cuenta con una extraordinaria capacidad para no perderse en los detalles y laberintos técnicos que caracterizan a las ciencias, sino que logra aprehender las visiones, tendencias y proyecciones de esta institución. En lo que concierne al ensayo, resalta el contraste de su tono escéptico con el de las apoteósicas voces de un Hawkins, un Bronowski, un Sagan, y otros divulgadores de gran notariedad e influencia, todos ellos rendidos a los sueños e ilusiones que el discurso oficial de la ciencia ha construido.

Que se trata de una biografía "crítica", se revela en el desfile que a través de sus páginas realizan las grandes personalidades científicas o aquellas que, de una forma u otra, han estado relacionadas con la ciencia y modelado la forma que ésta ha ido adquiriendo en el espacio - tiempo. Sin pretensiones de exhaustividad, esta revista incluye a:

  • Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. El primero, elevando el saber antiguo a una síntesis superior y, el segundo, articulando la obra del estagirita con las enseñanzas y la autoridad de la Iglesia: el corpus de la sabiduría medieval se ha cristalizado.
  • Galileo y Newton fundan la ciencia propiamente dicha, hija de Occidente y de la Modernidad. El primero, asentando sus bases experimentales y, el último, encumbrándola al más alto nivel (paradigmático).
  • Bacon, Descartes y Kant le otorgan a esta ciencia naciente su orientación y soporte filosóficos: empirista, el uno; racionalista, el otro; sintético, el tercero. Allá, Dios se está apagando; acá, la Iglesia da sus manotazos de ahogada.
  • Einstein (y los relativistas), Planck (y los cuánticos), Lorentz (y los teóricos del caos) destronan a Newton y su proyecto mecanicista, conquistando para la ciencia extraños y complejos territorios, a la vez que la sumen en una crisis de identidad. La imagen de la ciencia dista todavía de ser unitaria. En el gran patio del mundo, la bomba atómica, la guerra fría, la exploración espacial,...
  • Darwin y Freud cambian la visión de nuestro origen y devenir, asaltan nuestro yo desde la biología y la psicología, respectivamente. Nuevo impulso al proyecto cientificista.
  • los físicos Bohm y Capra y el biólogo Sheldrake coquetean con el misticismo. Una nueva espiritualidad desde la ciencia ad portas.
  • Los ambientalistas llaman la atención por la supervivencia de la nave espacial Tierra.
  • El platónico Penrose y el materialista Hofstadter polemizan en torno a la Inteligencia Artificial, en defensa de una versión débil el primero y de una fuerte el segundo. Acá en el gran patio del mundo, Hollywood nos vende Star Wars y la tecnología no da tregua. ¿Estaremos cerca de conquistar para la máquina la equivalencia humana? De ser así, ¿tendremos que admitir nuestra condición mecánica?, ¿lo querremos con todas sus consecuencias?
  • Los biotecnólogos en ascenso. Alimentos transgénicos. Proyecto Genoma Humano
  • Rusell y Wittgenstein, maestro y alumno con posiciones antípodas. El primero soporta el proyecto del cientificismo liberal a ultranza. El segundo, desata los nudos que la alianza non sancta de la ciencia y la filosofía han forjado en nuestras conciencias. Su obra tiene implicancia liberadoras para nuestras sociedades y nuestras vidas de la dominación científica, y para la ciencia misma, de la ideología cientificista.
  • Hawkins, Sagan y Bronowski, portavoces de la ideología del cientificismo, con una nueva y extraña máscara, hacen labor proselitista para la gran religión de la ciencia. Sus divulgaciones nos cautivan. ¡Cuidado! Trampa a la vista. [Un Appleyard solitario - sin pretensiones de héroe - opta por la estela de Pascal, Kant, Kierkegaard y Wittgenstein, les sale al frente y es acusado de anticientífico por la rabiosa gata de la Ciencia Dura. Con el tiempo, se revalora su aporte].

Apreciamos que la trayectoria de esta "morfogénesis de la ciencia" no es enteramente lineal sino una oleada de ascensos y descensos cual zig zag, con periodos de gloria y de crisis; de posicionamientos dogmáticos que se entrelazan o alternan con momentos de relativización - reformulación - moderación, cuando no de decadencia y silente retirada. Pero la tendencia de la carrera científica - nos recuerda el autor - es el salto y asalto de cualquier parcela de la realidad, incluido el "yo"; el aislamiento, la dominación y humillación de todo posible competidor. Y esta carrera se da a velocidades cada vez mayores y con escrúpulos cada vez menores, al punto de trocar su progresismo inicial en violencia intercultural... y al límite de amenazar no sólo a la civilización y al planeta, sino incluso a ella misma. Por eso ha llegado el momento de morigerarla.

Como apreciamos, la aspectación crítica de este ensayo recae en dos pilares: a).- la denuncia de la falacia cientificista y b).- el llamado al control social de la ciencia. Podemos reseñar la falacia cientificista como la ideología que postula las tesis que siguen:

  1. La ciencia es el modelo de la racionalidad humana, su proyecto mismo, al que estamos destinados inevitablemente.
  2. La ciencia es axiológicamente neutra.
  3. La ciencia es, o puede ser, la explicación total y única a los fenómenos de la naturaleza y la sociedad. Y dicha explicación cabal no estría lejana.
  4. Sólo entregándonos a la ciencia es como podremos solucionar todos los problemas de la humanidad.

Pero, Appleyard no sólo constata la preminencia que ha conquistado la ciencia en los tiempos modernos y postmodernos sobre cualquier otro desarrollo del espíritu humano: su reflexión avanza por el quíd de tal emponderamiento. Por esta arteria, encuentra en la nota de "efectividad humilladora" inherente a la ciencia - y sólo a ella desde su aparición - la clave de su éxito: nada ha podido competir con las respuestas teóricas y prácticas dadas por la ciencia a los problemas que la realidad plantea al hombre.

Completamos así, pues, la multifacética falacia del cientificismo con las ecuaciones que siguen:

Utilidad de la Ciencia = Verdad
Preguntas Científica = Únicas Preguntas Válidas
Respuestas Científicas = Verdad en ascenso.
Otras respuestas = simples Opiniones
Cuestionamientos a la Ciencia = Anticientificidad.

Hasta aquí los hechos. Resta circunvolucionar el punto crítico: ¿es deseable controlar una ciencia soberbia, eficaz y angurrienta de poder? - Sí, dirá el autor; esto nos conllevará a recuperarnos a nosotros mismos. ¿Es ello posible? - La transformación que se ha operado en la ciencia en el transcurso de las últimas décadas, la demolición de las certezas científicas en sus predios de avanzada, los temores y preocupaciones de las sociedades ante los productos y efectos secundarios de la actividad científica: bomba atómica, contaminación, manipulaciones genéticas, etc., así lo atestiguan. ¿Es ello probable? - También aquí la respuesta es afirmativa: la ciencia se ha humillado a sí misma, la sociedad liberal a ultranza ha saboreado el cáliz de su inviabilidad y nuestro yo se libera al reubicarse en el mundo real y en presente. En estas condiciones, el dominio total de la ciencia deja de ser una amenaza, deja de existir.

No podemos terminar esta reseña sin parafrasear, en beneficio del estudios@, una muestra de las ideas centrales del autor y sugerir (en rojo) algunas de las cuestiones que están en juego:

  • La ciencia sensu estricto es producto de Occidente y de la Modernidad. Constituye una forma diferente y efectiva de conocer, que no estuvo disponible para otras sociedades. (¿En qué aspectos y usos favorece/desfavorece esta tesis la preseunta 'dominancia' científica?)
  • Es falso que la ciencia sea inocua, aunque así lo pretendan los voceros del cientificismo y los usuarios interesados de su potencial. No se puede alienar el componente instrumental de la ciencia de su visión del mundo, y mucho menos, negar el interjuego entre la visión científica y otras tradiciones culturales, cristianas o no cristianas. (¿Tiene derecho la ciencia a interferir el desarrollo social?, ¿Tiene derecho la sociedad a interferir el desarrollo científico?, ¿Qué posibilidad/probabilidad tiene un desarrollo euritmico de la ciencia y la sociedad?)
  • Nuestra sociedad liberal ha sido creada por la ciencia (¿coqueteo con el cientificismo al que critica?) y, como la ciencia misma, es inadecuada para ofrecer explicación, guía y valor a nuestras vidas. (¿Pesimismo axiológico?)
  • Es una racionalización aquella la de separar el conocimiento científico del uso o abuso de este conocimiento por los científicos mismos, los políticos u otras instancias de la sociedad. (¿se disuelve la distinción ciencia/tecnología?) Con ello, el efecto conseguido es la inmunidad científica de toda responsabilidad filosófica y moral. (¿profeta del anticientificismo?)
  • Puede ser cierto que la opción liberal - formalista - desaxiologizante seguida por la ciencia y la política de Occidente (y afluentes), encuentra justificación en su ventaja comparativa (siempre desde el punto de vista occidental dominante) respecto de los productos de los regìmenes teocráticos, absolutistas, fascistas y tiránicos de la historia para con sus sociedades y el conocimiento. Pero no es verdad que dicha opción sea la mejor pues termina conduciendo a la sociedad a la auto e interdestructividad, la crisis de valores y la anomia axiológica expresada en el todo-vale y el desinterés. (¿qué opción tercia?)
  • Las reacciones que han surgido contra el cientismo duro y liberal, llámense ambientalismo, retorno a las ortodoxias religiosas, convergencia con tradiciones espirituales (oriental, etc) o hacer de la ciencia un equivalente espiritual del tipo Sagan, Bronowski o Hawkins, son sintomáticas y encuentran cierta justificación, pero todas ellas están desencaminadas. (¿anarquista?)
  • La invasión científica plena de nuestra alma no es más una amenaza cuando el Yo se ha asumido, aceptado y reposicionado en el mundo real, en su cultura y en el presente. (¿idealismo?, ¿falacia de ignorancia del asunto?, ¿solución exitosa / alienada?)

Si desea conocer a profundidad los argumentos del autor para éstas y otras tesis no menos controversiales, polemizar con él, o justivalorarlo, invítese a una lectura crítica de este libro. La disfrutará.

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Reseñado por: Eduardo Mendoza M.
Urania Scenia & Itipcap, 2006.

Nota: Para esta reseña se ha empleado el texto:
Appleyard, B.(ed. 2004): "Ciencia vs. Humanismo. Un desacuerdo imprevisible ". Editorial El Ateneo, Argentina.

Bryan Appleyard

"(...)
Es redactor de crónicas especiales para el Sunday Times y otras publicaciones acerca de temas de la ciencia y la cultura.
Por sus distinguidos trabajos, ha recibido por dos veces el premio al "Cronista del Año" que se otorga en Inglaterra. (Datos de la solapa del libro)".

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